Científicos de la Universidad de Uppsala (Suecia) estudiaron el papel de los alimentos poco saludables en los trastornos del sueño. Los resultados del trabajo, publicados en la revista Obesity, mostraron que comer comida chatarra conduce a un deterioro en la calidad del sueño profundo.

Durante el estudio, los expertos realizaron varias etapas de seguimiento de 15 personas en el laboratorio del sueño. Los sujetos eran varones jóvenes sanos de peso normal.

Primero se les hizo una evaluación que analizaba sus hábitos de sueño, incluida la cantidad de horas de sueño por noche (normalmente de siete a nueve horas). Luego se les pidió a los participantes que comieran dietas saludables y no saludables. Ambas dietas contenían la misma cantidad de calorías, ajustadas a las necesidades diarias de cada persona. Sin embargo, la dieta poco saludable contenía más azúcar y grasas saturadas, así como más alimentos procesados. Los voluntarios siguieron cada dieta durante una semana, y sus horarios de sueño, actividad y comidas se rastrearon individualmente. Al final de cada semana, los participantes fueron examinados en el laboratorio del sueño, donde pudieron dormir por primera vez, mientras los científicos medían su actividad cerebral.

El equipo descubrió que los sujetos dormían la misma cantidad de tiempo cuando seguían las dos dietas. Además, pasaron la misma cantidad de tiempo en diferentes etapas del sueño. Resultó que las diferencias clave radican en la actividad de ondas lentas, un parámetro que refleja cuán productivo es el sueño profundo. Los voluntarios que comían alimentos poco saludables tenían menos actividad de onda lenta. Este efecto persistió durante la segunda noche, después de cambiar a los participantes a la dieta alternativa. En otras palabras, una dieta poco saludable hizo que el sueño profundo fuera más superficial.